José
Ramón Muñiz Álvarez
"NADIE DIJO QUE NO FUERA EL MÁS NOBLE CABALLERO"
(Relato)
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Nadie dijo que no fuera
el más noble caballero,
pues que todos presenciaron
su valor en los torneos.
Nadie dijo que su espada,
forjada con duro acero,
no fuese, en las duras
lides,
la muerte del sarraceno.
Nadie dijo que su escudo
no mostrara el color bello
del cielo de la alborada
de los amores primeros.
Y
es que a una dama quería
el que luchaba en los
duelos,
y al enemigo la muerte
daba con brazo más fiero.
Pues,
al cabo, era su vida
tierna como el pecho tierno
en que el corazón que late
salirse quiere del pecho.
Por eso dejó la corte,
por eso buscó el sendero
y sus ojos, siempre claros,
mohínos, oscurecieron.
Por eso buscó los campos,
y los montes, los oteros
las playas más apartadas,
las nieves tristes de
invierno.
Por eso se le veía
llorando, junto al hayedo,
como los pastores suelen,
buscando su amor primero.
–Mala suerte, don Bernardo
Es sufrir el amor ciego.
–Mala fortuna, muchacho,
He de decir que es, por
cierto.
–Pero la corte dejasteis
y por ella no habéis
vuelto.
–Ni volveré mientras viva
el amor en que me quemo.
Dejemos pues al pastor
y al callado caballero,
que sobre asunto de amores
tiene todo mal remedio.
Y, pensando en otras cosas
del amor triste escapemos,
pues con sus flechas nos
mata
y su terrible veneno.
2014 © José Ramón Muñiz Álvarez
"Poemas para Mael y Jimena"
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