martes, 12 de agosto de 2014

La brisa que se apura



LA BRISA QUE SE APURA

La brisa que se apura
descubre, con el alba,
un cielo gris, un mar en lo lejano,
el eco de las olas que, agitadas,
despiertan con bostezos melancólicos.
Y el mundo, sin embargo,
no quiere despertarse
del sueño que lo cubre como, a veces,
lo cubre un haz de estrellas en el cielo,
salvando de las sombras los rincones.

No dejes de fijarte:
en ese cielo hermoso
alumbran mil colores, a lo lejos,
dejando sus destellos sobre el prado
que llora humedecido, tras la noche.
Los bosques del otoño
anuncian su tristeza
y al fin el estornino eleva el vuelo
por cielos que se nublan, anunciándonos
el llanto del invierno que se acerca.

Y en todo caso, el aire
parece temeroso,
ardiendo en horizontes donde el brillo
desnuda sus rojizos y dorados,
para mostrar a tiempo el nuevo día.
Y nace el nuevo día
burlesco, pues sus luces
disfrutan, saltarinas, en la nada,
hablando a los silencios que no duermen
y admiran a las aves que madrugan.

Es aire que se agita,
que miente y se abalanza,
mostrándose tal vez zafio y grosero,
para llevar las luces a su dueña,
si quiere la mañana despertarse.
Y vemos ya sus brillos,
sus magias encendidas,
la llama rutilante cuyas voces
pronuncia en esa nada que se pierde
tan solo unos minutos en silencio.

2014 © José Ramón Muñiz Álvarez


No hay comentarios:

Publicar un comentario