José Ramón
Muñiz Álvarez
“Quien
ama los caminos apartados” O “la muerte del invierno que se
acerca”
La muerte del invierno que se acerca, que gime y que
amenaza, con sus gritos, mostrando, con acentos fanfarrones, su fuerza en las
primeras tempestades que sentirán los mares, las espumas que saltan al cantil,
con energía, queriendo, con sus golpes, esa calma del veranillo breve en los
viñedos es algo inexorable, inevitable como la muerte misma en nuestro pecho. Y
no es esta la zona de las vides que dan los vinos, llenos de misterios, a
jóvenes que gustan de las uvas que llevan a sus sesos las sustancias que habrán
de propiciar esas locuras que quieren, en las juergas más infames.
Pues este es el lugar de los maizales que saben de los
llantos del otoño que grita en el “llagar” la exuberancia de la naturaleza,
siempre digna, que empieza a declinar, como el anciano que goza la abundancia
de la copia que pudo recaudar con la paciencia que tiene el pescador, cuyos
sedales llenaron una barca en esos días tranquilos como el agua en la laguna. Que
aquí se bebe el vino de otra tierra, la sidra del lugar, que da el manzano rojizo,
porque vencen esos meses la lucha con las llamas de un verano marchito ya,
contento en la derrota
¿No tuvo brisas cálidas y playas en las que refrescar
esos rigores, dejando que el salitre de las olas besara a los bañistas en
orillas que saben los horrores del invierno, si quieren los inviernos, que no
siempre, los golpes, los azotes de las olas, los gritos aterrados de ese viento
que agita cada rama de esos bosques en los que caen las lluvias repentinas?
2014 © José Ramón Muñiz Álvarez
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