sábado, 7 de febrero de 2015

Poema


La tarde de verano

       Corrió, lenta y tranquila,
La tarde de verano,
Llevando a sus jardines
La luz que la alborada
Dejó, con sus pinceles, en un cielo
Alegre y cristalino, azul y claro,
Como lo son, a veces,
Los cielos de las tardes que el estío
Regala a los mortales
Que esperan la caricia de la brisa.
       Corrió, lenta y tranquila,
La tarde de verano,
De un sábado cualquiera
Que derramó, vicioso,
El tiempo con sus prisas, sus apuros,
Llevándose a la nada
El fuego de la vida bulliciosa
De aquel semblante enfermo,
Que a duras penas pudo darse cuenta
De que se iba agotando
Como las hojas de una flor marchita.
       Corrió, lenta y tranquila
La tarde de verano,
Llevándose con ella
La luz del alba clara
Que pude hallar aún, bella y valiente,
Donde sus ojos claros y tranquilos
Callaron al silencio su agonía,
Al aire y al espacio,
Cuando las horas tristes del crepúsculo
Quisieron retrasarse,
Sabiendo que era en vano su tardanza.

2008 © José Ramón Muñiz Álvarez

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