sábado, 7 de febrero de 2015

Soneto


Soneto XVI

       La cubre hoy ya la tierra desolada,
Mas fue el oro del alba, la alegría
Que enciende las antorchas donde el día
Renace donde nace la alborada.
       Dichosa fue y fue dicha engalanada
Que, llena de cariño se encendía,
Los suyos contemplando a quien sabía
Tan llenos del amor de su mirada.
       Partió en un carro bello hacia la nada,
Serena al respirar, que, aunque partía,
Seguía su mirada enamorada.
       Jamás bebió tu voz de la amargura
Que, siempre por la dicha alborotada,
Dejó de ser sin ser melancolía.

2008 © José Ramón Muñiz Álvarez

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