sábado, 7 de febrero de 2015

Soneto


Para María Dolores Menéndez López

Soneto XXXI

       Un brillo de emoción y de ternura
Enciende la memoria en las entrañas,
El mar donde, serena, al fin te bañas,
Si no es el arroyuelo que murmura.
       El cielo azul se llena de dulzura,
Naciendo el sol detrás de las montañas,
Y, viva siempre en él, rosas extrañas
Recoges sobre el viento que se apura.
        Si un guiño a tus sonrisas celestiales
Es poco para hablar de tu belleza,
Mis lágrimas serán raros cristales.
       Tu voz en mis adentros aún bosteza
Con el amanecer cuyos puñales
Rindieron hoy tu frágil fortaleza.

2005 © José Ramón Muñiz Álvarez
“Los arqueros del alba”



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