sábado, 7 de febrero de 2015

Soneto




Soneto XXVII

       La luz cubrió su pelo y tornó helada
La magia del cabello que igualaron
Las nieves que su frente dibujaron,
Y el tiempo con su rauda pincelada.
       Torrentes de alegría en su mirada
Recordarán los años que volaron,
Y el brillo que sus ojos alumbraron
Como el color que vierte la alborada.
       También su risa bella se ha apagado
Como un suspiro triste de mañana
Que lento muere dado al aire cierto.
       Su pelo bello fue, si bien nevado,
Y en su mirar hallé la luz temprana
De la niñez febril trocada en un desierto.

2008 © José Ramón Muñiz Álvarez.

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