sábado, 7 de febrero de 2015

Soneto

Para María Dolores Menéndez López

Soneto XXXIV

       Las luces de un suspiro repentino
Borraron su sonrisa y su fatiga,
La cálida expresión que se prodiga
En un recuerdo dulce y cristalino.
       Dejó de ser camino aquel camino
De acuerdo con la ley que nos obliga,
Y aquella voz que amaba por amiga
Mezclóse a los inciensos del destino.
       Volando, alma de mar, a la deriva,
Su espíritu partió a un lugar tranquilo,
Quién sabe a qué región abandonada.
       Partió la noche, lánguida y esquiva,
Cruzando los pasillos del sigilo
Que halló la luz mostrando la alborada.

2005 © José Ramón Muñiz Álvarez
“Los arqueros del alba”

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