sábado, 7 de febrero de 2015

Soneto


Para María Dolores Menéndez López

Soneto XXI

       Rindió el bastión sus torres y su muro,
Sus piedras y su fuerza, y, generoso,
El cielo se hizo claro y espacioso,
Soltando sus corceles sin apuro.
       La sombra desmintió su velo oscuro
Dejando que bullera, luminoso,
Un sol febril, acaso temeroso
Del hielo de la noche, el aire puro.
       El mar halló el pincel que, con el día,
Manchaba con sus fuegos el paisaje,
Llenándolos de luz y de belleza.
       Cansada de esperar, tu voz dormía,
El alma presta, lista para el viaje,
Helado el pecho, viva la tristeza

2005 © José Ramón Muñiz Álvarez
“Los arqueros del alba”

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