sábado, 7 de febrero de 2015

Soneto

Para María Dolores Menéndez López

Soneto XLII

       Descansa en ese sueño silencioso
Su espíritu, su voz y su alegría,
Cubierta por la nieve, siempre fría,
En la región del viento quejumbroso.
       No mostrará su rostro luminoso,
Esclava de la noche, aunque podría,
En el desierto gris, la luz del día,
Por no turbar su sueño, su reposo.
       Podrán regar las flores encendidas
Las lágrimas que brotan de mi pena,
Besando el blanco mármol de los sueños.
       Descansan hoy sus horas encendidas,
A veces lirio, a veces azucena,
Oyendo allá mis versos halagüeños.

2005 © José Ramón Muñiz Álvarez
“Los arqueros del alba”

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