sábado, 7 de febrero de 2015

Soneto


Para María Dolores Menéndez López


Soneto XLV

       Luchando contra el viento y el granizo,
Relámpago de luz a la alborada,
Brotaba en el jardín de tu mirada,
Risueño, como siempre, aquel hechizo.
       La luz de aquel crepúsculo rojizo
Ardió sobre los campos y, callada,
La noche llegó, triste y apagada,
Y el blanco de los cielos se deshizo.
       Después de derrotar la lluvia fría,
Abriendo las cortinas la andadura, 
Tu risa se hizo brillo de alegría.
       Y un ángel coronó con su hermosura
La llama juvenil que se encendía,
Bebiendo la emoción de tu ternura.

2005 © José Ramón Muñiz Álvarez
“Los arqueros del alba”

       Fue el suyo el corazón más generoso

Que nadie conoció sobre la tierra,

Y más dulce fue el pecho que lo cierra

En una urna de amor vuelta en reposo.

       No dejará jamás de ser hermoso,

Más blanco que la nieve de la sierra,

Este recuerdo grato que destierra

La muerte hacia su imperio silencioso.

       Mas no podrá arrancar tanto cariño,

Ni tanto amor ni fe, con insolencia,

La ronda de la noche silenciosa.

       No robará el recuerdo de aquel niño

Que ayer la vio y, llegada ya su ausencia,

Su voz recuerda dulce y temblorosa.


2008 © José Ramón Muñiz Álvarez

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