Para María Dolores Menéndez López
Soneto XXXVI
Los labios de la abuela pronunciaron
El vuelo de su risa, que, ligero,
Lleno de amor, cruzaba el cielo entero
Que sus mejillas bellas adornaron.
Las rosas de la aurora despojaron
Su rayo caprichoso, su lucero,
Las sombras que tuvieron prisionero
Un sol de cuyo sueño levantaron.
Un alboroto mágico encontraron
Su cándido mirar, su voz y el fuero
Escrito en el cordal que dibujaron.
Al ave quiso libre el halconero
Por las colinas que en su boca alzaron
Sus gracias y el cariño más sincero.
“Los arqueros del alba”
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