sábado, 7 de febrero de 2015

Soneto


Para María Dolores Menéndez López

Soneto XXXII

       Alumbra en su mirar la llama ardiente,
Su brillo, su color más encendido,
Un sol que se aventura, decidido,
En un amanecer resplandeciente.
       Y busca una sonrisa que, inocente,
Dejó volar al aire inadvertido
El ángel de ternura que, vencido,
Un astro es ya lejano, aunque luciente.
       La luz, el oro, el brillo es aderezo
De aquel fanal que irradia, luminoso,
Buscando los amores de su rezo.
       Y es dulce aquel suspiro silencioso,
Y el beso y el sonido del bostezo
Que ardieron con el tiempo perezoso.

2005 © José Ramón Muñiz Álvarez
“Los arqueros del alba”



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