Para María Dolores Menéndez López
Soneto XIII
El sol buscó un crepúsculo callado
Detrás de las montañas y cordales,
Las luces, las estrellas celestiales
Que al orto dan, desde su principado.
El oro fue en los mares reflejado
Y el vuelo alzaste, yendo a los cristales
Del alba, cuyos brillos celestiales
Ardieron en un cielo despejado.
El árbol deshojado de tu risa
Las noches desnudaron sin apuro,
Las horas, las auroras y la brisa.
Desnuda pudo verte el aire puro,
Errante voladora tu sonrisa
Donde cayó, a la noche, un sol oscuro.
“Los arqueros del alba”
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