Soneto I
Partió de nuevo el buque, y, como un beso,
Siguió su estela hermosa
dolorido,
Un pensamiento triste ya
advertido
Pues este viaje emprende
sin regreso.
De nuevo marca el rumbo, si travieso,
Parece alegre el viento
que, encendido,
Las velas llena al fin y
oye el sonido
Que causan, sin poder tenerlo
preso.
No volverá la nave que del puerto
Volver a recordar algo
quisiera,
Mas sí será por todos
recordado.
Naufragará en el ancho desconcierto,
No ya de tantos años de
costera,
Palacio a las espumas
entregado.
2008 © José Ramón Muñiz Álvarez: los lanceros del
ocaso”
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