sábado, 7 de febrero de 2015

Sonetos




Soneto XXVI

       Lucero hizo el color que hirió una estrella
Brotando en las antorchas con holgura,
Para, al llenar un vuelo de ternura
Y luz, dejarla arder y arder en ella:
       Más clara pudo herir la luz más bella
Con su puñal de sol y de hermosura,
Que el cuarto iba llenando de blancura
Quién sabe si la muerte o una querella.
       Más clara pudo herir, y hacerlo pudo
Con besos traicioneros y engañosos
Que el aire vicia si se queda mudo.
      Así Pilar los ojos aún hermosos
Cerró al aire fatal, aire desnudo,
Pincel sin luz de versos mentirosos.

2008 © José Ramón Muñiz Álvarez

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