Soneto XXII
La hierba dormirá herida en el suelo
Y pasarán los osos la invernada,
Y, triste en el silencio de la nada,
El mundo será niebla bajo el cielo:
Podrán buscar las aves otro suelo
Dormido en los secretos de la helada,
De nuevo impertinente, y la nevada
El bosque harán de blanco terciopelo.
No quedarán más rosas ni más flores
Que al campo den su vida como antaño,
Ni el sol verá en la tierra más colores.
En cambio, no fue el viento quien el
daño
Dejó impreso en tu rostro y los temores:
El beso fue estival, mediando el año.
2008 ©
José Ramón Muñiz Álvarez
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