sábado, 7 de febrero de 2015

Soneto




Soneto XXI

       No olvidarán jamás su risa tierna
Aquellos que con gala recibieron
Su gracia, al contemplarla, y la quisieron
Igual que ella los quiso, alma materna.
       El llanto los conduce y los gobierna,
Callado pero firme, pues supieron
Sin lágrimas llorarla y lo tuvieron
Como un dolor discreto, herida interna.
       Y yace ya, mas tuvo ayer más vida,
La rosa más templada y más ligera
De cuantas vio la tierra, allí dormida.
       Será el sueño morada, aunque severa,
De su sonrisa dulce y atrevida,
Al apurarse triste dondequiera.

2008 © José Ramón Muñiz Álvarez

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