sábado, 7 de febrero de 2015

Soneto




Soneto XIX

       El oro del sol bello que renace
Al alba que se arroja en mil cascadas,
La plata que desatan las heladas
Y el sol riega de luz que las deshace,
       La noche que contempla el desenlace
Que al traste da con todas sus celadas,
La llama que rompió las madrugadas
Donde del astro rey la yegua pace,
       La estrella temblorosa que lo mira
Desde la altura bella de los cielos
Y, tímida parece que suspira,
       Ya no verán sus ojos, por los velos
Cubiertos de ese sueño que respira
La muerte que en su piel calzó deshielos.

2008 © José Ramón Muñiz Álvarez

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