Soneto VII
El puerto dejó atrás y el mar abierto,
Como un aventurero entre
las olas,
Buscó, y el sol que agita
sus cabriolas,
Buscando otros lugares,
otro puerto.
Las velas desplegó por un desierto
Acuático de mares, donde, a
solas,
Buscar en lo profundo
caracolas
Pudiera el alma bajo un
velo incierto.
Al mar volvió, volvió al azul dormido,
El alma, la materia que, a
la espera.
El fondo hallará bello y
reposado.
El puerto dejó atrás, viajó al olvido,
Las velas desplegó hacia
otra costera
Donde acogió al ocaso el
mar airado.
2008 © José Ramón Muñiz Álvarez: los lanceros del
ocaso”
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