Soneto V
Halló el color la helada en el camino
que el alba ayer supuso fatigado,
y a fuerza de saberlo derrotado,
deshizo en él su brillo coralino.
La luz supo del sol teñir en vino
aquel tejido triste que, callado,
en muerte convirtió su principado,
castigo caprichoso del destino.
Sus llamas esparció, llegando el día,
la luz cuyo color llenó los cielos
y el paso le negó a la brisa fría,
Y vino enero lleno de deshielos,
de ausencias, de febril melancolía,
de escarchas esparcidas por los suelos.
2013 © José Ramón
Muñiz Álvarez
“Las mansiones
del silencio”
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