Soneto II
La altura alcanzar quiso el raudo viento
que se agitó violento en raro rizo,
sabiendo que, si en nieve se deshizo,
primero fue el enero de su aliento.
Halló un color oscuro el firmamento
al ver cuajar la luz de su granizo
en un lugar tomado del hechizo
del aire del invierno ceniciento.
La escarcha, no muy lejos del camino,
miró el paisaje triste, que, callado,
el sol besó con gran melancolía.
Las nieves del enero mortecino
supieron del paisaje derrotado
que supo desbordar la brisa fría.
2013 © José Ramón
Muñiz Álvarez
“Las mansiones
del silencio”
No hay comentarios:
Publicar un comentario